Mantener tu caldera en buen estado no solo garantiza confort y agua caliente, sino que también previene averías costosas y riesgos de seguridad. Muchos hogares ignoran pequeñas señales hasta que la caldera deja de funcionar por completo.
En esta guía te explicamos las cinco señales más comunes de que tu caldera necesita mantenimiento, cómo reconocerlas y qué puedes hacer para evitar un problema mayor.
Por qué es vital detectar los problemas a tiempo
Las calderas trabajan de forma constante durante meses, especialmente en invierno. Con el uso prolongado, los componentes se desgastan, se acumulan residuos y las juntas pierden eficacia.
Detectar una anomalía a tiempo te permite:
- Ahorrar dinero en reparaciones o sustituciones.
- Evitar fugas peligrosas de gas o agua.
- Mejorar la eficiencia energética, reduciendo el consumo mensual.
- Alargar la vida útil del equipo.
Una revisión anual profesional es la mejor forma de garantizar que tu sistema funcione con seguridad y máximo rendimiento.
Las 5 señales más comunes de que tu caldera necesita revisión
1. Ruidos extraños o golpeteos
Si escuchas golpes, zumbidos, silbidos o gorgoteos, tu caldera probablemente tiene aire en el circuito, depósitos de cal o una bomba que empieza a fallar.
Estos ruidos indican presión irregular o acumulación de residuos, y si se ignoran, pueden dañar componentes clave.
Qué hacer: purga los radiadores y revisa el manómetro; si el ruido persiste, llama a un técnico.
2. Fugas de agua o gas
Una fuga de agua suele mostrarse como pequeñas gotas bajo la caldera o manchas de humedad en la pared.
En cambio, una fuga de gas puede ir acompañada de olor fuerte o sensación de mareo: en este caso, cierra el suministro y ventila de inmediato.
Qué hacer: no ignores ni una gota. Llama a un servicio técnico certificado como Cuidur y corta el gas si sospechas una fuga.
3. Presión inestable o manómetro fuera de rango
El manómetro de la caldera debería marcar entre 1 y 1.5 bares cuando está en funcionamiento.
Si notas que la presión sube o baja constantemente, puede deberse a pérdida de agua, válvulas defectuosas o aire acumulado.
Qué hacer: revisa si la presión baja al encender la calefacción; si fluctúa mucho, es momento de un mantenimiento profesional.
4. Consumo energético más alto de lo habitual
¿Tu factura del gas ha subido sin motivo? Puede que tu caldera esté trabajando más para producir el mismo calor.
Esto suele deberse a suciedad interna, obstrucciones o piezas con desgaste.
Qué hacer: compara consumos con meses anteriores; si el incremento es notable, programa una limpieza de quemadores y revisión general.
5. Fallos en la calefacción o el agua caliente
Si la caldera tarda mucho en calentar, el agua sale templada o algunas zonas del hogar no alcanzan la temperatura, puede que haya un problema en el intercambiador de calor o la bomba de circulación.
Qué hacer: revisa si ocurre solo en determinados radiadores o en todo el sistema; si es general, el fallo está dentro de la caldera.
Qué hacer si detectas alguna de estas señales
- Comprueba lo básico: presión, purgado de radiadores y termostato.
- No manipules componentes internos: las calderas de gas requieren técnicos certificados.
- Programa un mantenimiento anual: es obligatorio en muchas comunidades y previene averías graves.
- Guarda el historial de revisiones: facilita la detección de patrones y fallos recurrentes.
Tu caldera puede funcionar años sin problemas si le das el cuidado adecuado.
Prestar atención a estos cinco avisos tempranos —ruidos, fugas, presión irregular, consumo elevado y fallos de calefacción— te ayudará a ahorrar dinero, evitar riesgos y mantener tu hogar cálido y seguro.
Consejo final: agenda una revisión preventiva antes de la temporada de frío. La inversión es mínima comparada con el coste de una avería.
